Cuatro palabras

© Joel Aguilozi, 2020

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Sobre la superficie del mar, cuatro palabras navegaban sin rumbo; sus nombres: Viento, Fuego, Roca y Agua. A Agua no le importaba navegar sin rumbo, es más, ¡le encantaba! En cambio Fuego, a pesar de estar contenido en una botella y encendido en un pequeño trozo de papel, agonizaba de miedo por la proximidad de Agua; y aún cuando su dolor era atroz, Viento, trataba de salvarlo como podía cada vez que el pobre parecía extinguirse. Roca, la cuarta palabra, por su condición, no podía moverse y miraba a las otras tres. Llegó allí, gracias a una tabla que le sirvió de apoyo. Testigo de los acontecimientos, le pidió a Agua que la sostuviera y a Viento, empujara con todas sus fuerzas, hasta llegar a la

isla, Agua y Viento, obedecieron a Roca, sin cuestionar y finalmente llegaron a tierra firme.

Roca, con ayuda de Agua, rompió la botella, y fuego fue liberado. Viento, voló sin problemas, decidió dar un paseo para sentir la naturaleza de la isla más de cerca, y prometió volver. Agua, nadó como quiso en la orilla del mar, y Fuego, libre y lejos de Agua, se dirigió con la ayuda de Viento hasta una pila de troncos secos para calentarlos y pasar la noche allí. A la mañana siguiente regresó. Agua estaba atenta, y Roca, feliz con sus nuevos amigos. Pero, de repente, los cuatro escucharon un fuerte ruido que se acercaba, era el hombre con sus maquinas, pretendiendo destruirlo todo como su naturaleza lo dicta. Fue en ese momento cuando las cuatros palabras se dieron cuenta que cada una de ellas sobreviviría si se mantenían unidas. Y aún cuando en ciertas situaciones Agua y Fuego entran en combate, y Viento, que en ocasiones no decide de qué lado ponerse, por consejo de Roca que a duras penas había conseguido moverse las siguió.

Agua entró al mar y produjo fuertes olas que arrastraron a las infernales maquinas; Roca, sobre su tabla empujada por Viento,

formó junto a otras compañeras una barrera para defender los bosques; y Fuego, gracias a que Agua mojó el motor de las maquinas, aprovechó para incendiarlas produciendo un corto circuito. Las cuatro palabras supieron que a pesar de tener diferencias,

la unión las hizo fuertes. En cuanto al hombre, huyó despavorido ante la insólita experiencia vivida.

El sabio Dragón.